Nuestra mirada sobre la infancia. Cuatros conceptos organizan nuestra mirada.
De todos los derechos que tienen las personas adultas pero además gozan de un plus por su particular etapa de desarrollo. Esto se traduce en obligaciones por parte del Estado, la familia y la comunidad que deben favorecer sus intereses y capacidades, reconocer su vulnerabilidad y atender a sus necesidades en materia de protección, orientación y apoyo en el ejercicio de sus derechos.
El derecho a expresar su opinión libremente y que ésta sea tenida en cuenta en todos los asuntos que los afectan, establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño, supone que niñas, niños y adolescentes vayan, progresivamente, tomando un rol activo en las decisiones en función de su edad. Esto hace que las instituciones y las y los adultos debamos cuestionar permanentemente nuestra relación con ellos y ellas y habilitar y estimular su participación en todos los ámbitos para, de esta manera, planificar nuestras estrategias y actividades tomando en cuenta sus opiniones y expectativas.
Los niños y niñas se crían en familia, pero también lo hacen más allá de las 4 paredes de su hogar. La comunidad donde pasan sus primeros años de vida es vital para asegurar un acceso a los servicios necesarios para su crecimiento y desarrollo y para garantizarles oportunidades múltiples de aprendizaje en un ambiente seguro y contenedor. Por eso, inspirados en un proverbio africano, decimos que se necesita de toda una comunidad para criar a un niño. Trabajar en comunidad, con las familias y en articulación con todos los actores que impactan en la infancia es fundamental para acompañar las oportunidades de desarrollo de chicas y chicos. La comunidad supone conexiones entre niñas, niños, familias, servicios y organizaciones locales. Creemos fundamental apoyar la consolidación de un entramado comunitario que ofrezca un entorno inclusivo favorecedor del desarrollo de capacidades emocionales y sociales así como un sentido de pertenencia.
No en el sentido material sino referido a sus posibilidades de expansión y desarrollo. Nos entusiasma mucho este concepto del educador italiano Loris Malaguzzi y que es retomado por el educador inglés Peter Moss. Transcribimos sus palabras por la belleza con la cual está expresado. “un niño rico en potencial, fuerte, poderoso y competente, un aprendiz activo que “busca el significado del mundo desde su nacimiento, un co-creador de conocimientos, identidad, cultura y valores dotado de ‘cien lenguajes’, al momento de nacer que son ‘las distintas maneras en que los niños (seres humanos) representan, comunican y expresan su pensamiento en los diferentes sistemas mediáticos y simbólicos’. Las posibilidades son numerosas e incluyen desde el lenguaje científico y matemático hasta los diversos lenguajes poéticos o estéticos expresados, por ejemplo, a través de la música, la danza, las canciones o la fotografía»
Nota de la UNESCO sobre las políticas de la primera infancia.
Descargar la nota de la UNESCO.